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El síndrome del opositor y como combatirlo con éxito

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Un/a opositor/a no es precisamente la persona más inmune a la ansiedad, el estrés y el agobio que existe. Al contrario: la responsabilidad tan importante que asume y el cambio de modo de vida que experimenta a raíz de ello son caldos de cultivo para estados no demasiado amables con la propia salud mental. Debido a esto, se ha acuñado el concepto “Síndrome del Opositor”: un desorden psicológico que trastorna nuestra capacidad de sentirnos bien con nosotros mismos asociado a situaciones y emociones tradicionalmente relacionadas con una oposición.
“Pero, pero… ¿desorden psicológico? ¿Eso no son palabras mayores?”. Es posible que te lo parezca, pero mira a ver si no experimentas los siguientes síntomas…

Síntomas del Síndrome del Opositor

  • Pensamientos reiterativos cuestionando tu propia idoineidad para la oposición. ¿Tienes dudas frecuentes acerca de si estás siguiendo la planificación correcta, si realmente merece la pena la inversión de tiempo y esfuerzo que estás realizando o si posees las cualidades suficientes para llevar esta empresa adelante?
  • Momentos de angustia, ansiedad, incluso rachas depresivas.
  • Variaciones profundas en el estado de ánimo: irascibilidad, euforia, desmotivación.
  • Síntomas físicos como trastornos del sueño, digestiones conflictivas, episodios de palpitaciones, bruxismo ocasional, jaquecas, sensación frecuente de cansancio…
  • Incapacidad de desconectar de la oposición: pocos o ningún descanso, culpabilidad durante los mismos, monotema en las conversaciones con personas ajenas a las oposiciones… ¿te suena?
Síndrome del Opositor Autoexigencia

Causas del Síndrome del Opositor

La principal causa para la aparición este síndrome es un exceso de autoexigencia. Todos estamos de acuerdo en que una actitud basada en la pereza y la indulgencia probablemente no sea el mejor cóctel de base para enfrentarse a unas oposiciones, pero asentarse en el otro extremo tampoco es sano. Es importante desarrollar una disciplina para conseguir los objetivos marcados, pero siempre aplicando el sentido común y la flexibilidad.

Al mismo tiempo, es muy frecuente la sensación (o realidad) de presión externa. Sobre todo si hay cuestiones económicas por medio. Prepararse unas oposiciones requiere a veces que el opositor se dedique plenamente a ellas, con la consiguiente merma de ingresos. Equilibrar este tipo de situaciones puede resultar peliagudo, y la culpabilidad suele presentarse a menudo como invitada; por ello, resulta fundamental mentalizarse de que lo importante es el estudio del día a día.

Tampoco hay que desdeñar la desilusión que puede producir el mero aburrimiento. Puede parecer una tontería, pero repetir cada día las mismas actividades con poco tiempo para el esparcimiento conlleva una carencia de estímulos que puede afectar muy negativamente a tu predisposición opositora.

¿Cómo neutralizar el Síndrome del Opositor?

Pese a que, como hemos visto, la aparición de este cuadro psicológico suele darse en estadios más avanzados del proceso, hay que empezar a trabajar en él desde una fase temprana. De esta manera, te asegurarás desde el principio de mantener a niveles óptimos tu motivación y deteriorar lo menos posible tu resistencia.
A continuación, vamos a ofrecerte una serie de indicaciones que normalmente funcionan en estos casos, pero debes adaptarlas a tu propia psicología y desechar lo que no te sirva. Nadie tiene una fórmula mágica para que una situación exigente como la preparación de unas oposiciones no afecte: lo que se busca con esta serie de consejos es ofrecer una hoja de ruta totalmente personalizable para minimizar el impacto que tendrá sobre ti durante ese periodo de tiempo.

1.

Antes de empezar a estudiar tu oposición, dedica todo el tiempo que haga falta a planificar. Planificar tu calendario, planificar tus jornadas, planificar tus materiales, tu espacio de estudio: todo lo que vayas a necesitar. ¡No te olvides de incluir un buen ajuar de ropa cómoda en tus previsiones! Parecerá una tontería, pero luego se agradece.

2.

Ponte en contacto con gente que esté en la misma situación que tú, o que haya estado y esté dispuesta a asesorarte, sobre todo al principio. Nadie puede entender mejor a un opositor que quien recorre o ha recorrido ese mismo camino.

3.

Ten a mano un repertorio de ejercicios simples de relajación. Los de respiración suelen ser poco exigentes, simples y muy efectivos. A lo mejor terminas no necesitando recurrir a ellos, pero son pequeñas rutinas que pueden mejorar mucho tu día a día.

4.

No te impongas ningún tipo de meta en tu tiempo de ocio. Compromisos sociales, batir tu récord corriendo, aprovechar para hacer un cursillo… si no te provoca ningún estrés, estupendo; en caso contrario, piensa que ya tienes suficiente presión con tus obligaciones opositoras.

5.

Intenta llevar una vida lo más saludable posible, con hábitos alimenticios y de sueño que ayuden a equilibrar tu cuerpo y tu mente.

6.

Comunícate todo lo posible con la gente de tu entorno para evitar malentendidos o sensación de aislamiento.

7.

Controlar la cafeína quizás no sea una mala idea…

Pero… ¿es muy grave el síndrome del Opositor?

En definitiva, el Síndrome del Opositor no deja de ser un conjunto de alteraciones típicamente relacionadas con situaciones de estrés. Darle un nombre es solo una manera de que te resulte más fácil reconocerlo por encontrarte en esas mismas circunstancias y poder actuar a las primeras señales.
Y el mensaje definitivo que tenemos para ti es: ¡mucho ánimo: tu plaza está en camino!

¿Has sufrido o sufres el Síndrome del Opositor? ¿Qué estrategias usas para combatirlo?

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7 COMENTARIOS

  1. Yo a los 4,5 meses me empecé a obsesionar mucho porque no cumplía las metas debido a una lluvia incesante de circunstancias familiares que se acumularon y me llevaron a la locura por aprovechar cada segundo del día para compensar-lo. Llegué a no dormir por la noche del estrés. La solución fue trabajar mi interior, buscar mi miedo, preguntar-me lo peor que podía pasar y soltar…Cuando solté, me relajé, volví a dormir por la noche (y a ser persona) y a rendir de día. Muchos ánimos a todos/as y muchas gracias a mundopositor por los consejos.

  2. Desde que he empezado a estudiar más horas al día he notado que mi humor ha ido cambiando progresivamente. Antes estaba llena de energía, vitalidad y optimismo. Ahora tengo ganas de llorar todas las noches, pensamientos tristes, no tengo energía, hasta he perdido el deseo. Me siento depresiva. No pensé que fuera por echar más horas, pero es el único motivo que le encuentro porque nada más en mi vida ha cambiado y he tenido reveses más fuertes los meses de atrás que he encajado con buen ánimo. Si me siento más de tres o cuatro horas al día estudiando leyes, luego estoy abatida física y mentalmente. Me da miedo hundirme más pero me juego otro año de estudio tirado a la basura si no apruebo. La verdad es que ni las oposiciones me gustan ni tengo vocación por el trabajo al que aspiro: solo soy músico y necesito un sueldo estable para vivir y dinero y unos horarios que me permitan desarrollar mi creatividad y mi destreza, que es lo que me hace feliz en esta vida. Es mi solución de compromiso ya que vivir de la música hoy en día es extremadamente difícil e inestable. Así que me siento un poco sola por no saber de nadie en una situación similar, todos me dicen que ese tipo de trabajo no me va. No sé si me estoy equivocando e invirtiendo esfuerzo en algo que no es para mí, pero he probado ya varias salidas laborales, incluida la propia música, y todo es muy precario. Y muchas horas que también me roban de hacer lo que me hace feliz. Necesito independencia económica. La necesidad es un motor muy poderoso pero también muy traicionero. Disculpen mi diatriba, solo necesitaba desahogarme.

    • Hola Lyn, desconozco las oposiciones que te estás preparando, pero por lo que me cuentas, tal vez necesites recordar más a menudo tu motivación. La motivación es el motor que nos da fuerza. Sea cual sea la plaza por la que estás luchando, podrás compaginarla con la música y con tus aficiones, ya que el empleo público te permite conciliar. También debes saber que el empleo público es muy amplio y hay puestos de todo tipo, como profesor de música y de conservatorio. La vocación de artista a menudo es difícil, porque cuesta encontrar estabilidad en el mundo del arte y al fin y al cabo, el trabajo es necesario. Aunque a veces no tengas mucho ánimo, todo esfuerzo da sus frutos. Si sacas tu plaza, podrás invertir muchas horas en la música con el tiempo libre que tendrás, y si progresas, puedes incluso pedir una excedencia. La plaza será tuya para siempre. ¡Mucha fuerza!

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