Uno de sus mayores éxitos es el de haberse convertido en el nuevo líder del Partido Popular, además de haber sido un presidente de la Xunta de Galicia de larga duración. Mientras el panorama político está expectante por saber el rumbo que tomará el nuevo PP, Alberto Núñez Feijóo recuerda, en esta entrevista exclusiva para Mundopositor, como fue su pasado como opositor. Y es que el nuevo presidente popular aprobó las oposiciones para la Hacienda gallega en solo tres meses.
PREGUNTA. Sr. Feijóo, nos gustaría destacar su éxito en las oposiciones como un logro, porque realmente creemos que lo es. ¿Cómo lo hizo?
RESPUESTA. Con mucho esfuerzo y dedicación, porque era consciente de que si no daba lo mejor de mí sería un sacrificio sin sentido y una pérdida de tiempo. Algo que, como les sucederá a muchas personas que están preparando oposiciones en estos momentos, no me podía permitir por mi situación familiar y económica en aquella época.
En todo caso, debo admitir que esa entrega total y sin medias tintas en lo que emprendo forma parte de mi forma de ser; soy obstinado cuando me propongo algo y cumplidor con aquello en lo que me comprometo. Y en esta ocasión tampoco fue y fui diferente, así que me presenté con el ánimo de dar lo máximo. Me encerré y planifiqué un calendario con las horas de estudio marcadas para cada jornada, que cumplí rigurosamente. Nada alejado de lo que se suele recomendar hoy en día y que, como se puede comprobar en mi caso, ciertamente da resultados.
“Soy obstinado cuando me propongo algo y cumplidor con aquello en lo que me comprometo”
P. ¿A qué categoría se presentó, Sr. Feijóo?
R. Me presenté, casi recién licenciado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela, a las plazas del Cuerpo Superior de la Administración de la Xunta, en el departamento de Facenda. Lo hice junto a un compañero de clase y amigo, Carlos Negreira, quien más tarde sería compañero de afinidades y compromisos políticos y alcalde de A Coruña. Y en esa misma convocatoria, también sacó la plaza Valeriano Martínez, quien acabó siendo un buen amigo y un gran conselleiro de Facenda.
Quiero aprovechar esta entrevista -convencido de la enorme validez de su ejemplo para todas aquellas personas que están preparando oposiciones a la Administración pública- para poner en valor el empleado público ejemplar que fue Valeriano, uno de los gallegos que más trabajó por la consolidación de la Administración autonómica, en la que creía al mil por ciento. La mejor y única actitud cuando uno decide poner sus conocimientos al servicio de la ciudadanía a través de la función pública.
P. ¿Cómo recuerda su pasado como opositor, Sr. Feijóo?
R. Breve, pero muy intenso, ya que cuando me enteré de la convocatoria contaba con apenas tres meses para prepararla y debía hacerlo a conciencia con mucha aplicación e implicación. Esto creo que fue determinante para estudiar como lo hice, consiguiendo la segunda plaza, un resultado que no tuvo nada de amargo, porque la primera fue para Carlos (Negreira).
P. Sr. Feijóo, ¿qué fue lo que le animó a opositar?
R. En la vida muchas decisiones se deben a la conjunción de virtud y oportunidad. Siempre he valorado aquellos trabajos que van más allá del enfoque económico y que representan cierta utilidad social. Además, esta decisión en particular coincidió con una situación que me apremiaba, por responsabilidad, a comenzar cuanto antes la etapa laboral. Por consiguiente, presentarme a estas oposiciones me pareció lo más adecuado. Eso sí, desde el convencimiento de que debía prepararme para una tarea que me apasionase, como así creo que lo demuestra el resultado en tan poco tiempo.
“En la vida muchas decisiones se deben a la conjunción de virtud y oportunidad. Siempre he valorado aquellos trabajos que van más allá del enfoque económico y que representan cierta utilidad social”
P. ¿En qué año fue esto?
R. En 1985. Exactamente, el 20 de mayo de ese año es cuando entro a trabajar en la Xunta de Galicia.
P. ¿Cuáles eran sus aspiraciones en ese momento?
R. Además de las dos mencionadas anteriormente y que fueron las que me animaron a preparar estas oposiciones, tengo que reconocer que, en aquel momento, no descartaba preparar la oposición a judicaturas, algo que me apasionaba desde la carrera. No obstante, no fue posible porque mi trabajo en Facenda, por la mañana y por la tarde, me absorbió y apasionó a partes iguales.
P. ¿Se imaginaba que llegaría a ser quien es hoy en día?
R. Considero poco probable que un joven en mi situación en aquella época se imaginase o se plantease que llegaría a ser presidente de su comunidad. No obstante, he de decir que mi etapa como empleado público me ha servido de enorme ayuda en las importantes responsabilidades que ahora ejerzo. Conservo el sentido del compromiso con la ciudadanía por intentar resolver sus problemas, un compromiso que ya asumí -acorde y en la medida de mis responsabilidades- cuando entré a trabajar en la Administración pública de Galicia en 1985.
P. ¿Es el afán de superación una característica intrínseca al opositor?
R. Añadiría también la tenacidad y la cultura del esfuerzo frente a otros modelos.
Los valores del esfuerzo, constancia y dedicación en los que basamos la educación de nuestros pequeños y jóvenes en Galicia son claves para hacer frente con más solvencia a retos futuros, como los que representa, por ejemplo, preparar una oposición.
P. ¿Cómo fue su experiencia como funcionario?
R. Son muchos y gratos recuerdos los que guardo de esa etapa.Hay que recordar que en aquellos momentos en el departamento de Facenda, donde conseguí mi plaza, no había empleados públicos licenciados en derecho. Fue una época a la que le tengo un gran cariño y en la que aprendí muchísimo.
P. Precisamente la Xunta prepara una convocatoria de 720 plazas de oposición libre. ¿Anima a los gallegos a prepararse estas oposiciones, Sr. Feijóo?
R. En estos momentos, desde la Xunta de Galicia se ha propuesto a los sindicatos la convocatoria de estas plazas de empleo público a través del sistema de oposición libre. A estas oposiciones podrá presentarse cualquier persona que cumpla los requisitos exigidos en las convocatorias, y sus posibilidades de lograr una plaza dependerán exclusivamente de la preparación y del esfuerzo realizado por los aspirantes en el proceso selectivo. Por lo tanto, todas aquellas personas que se presenten dependerán en exclusiva de las calificaciones obtenidas en las pruebas.
P. ¿Qué les diría a los opositores de ahora? ¿Algún consejo en particular?
R. Insistir en la planificación, dedicación y esfuerzo, a la vez que considero esencial que una persona que oposite debe tener siempre presente la importancia del compromiso con sus conciudadanos que se adquiere al trabajar en la función pública. Conlleva una responsabilidad, que también da muchas satisfacciones, porque la Administración trabaja por y al servicio y bienestar de toda la ciudadanía. Una reflexión necesaria, aunque parezca obvia.
“Considero esencial que una persona que oposite debe tener siempre presente la importancia del compromiso con sus conciudadanos que se adquiere al trabajar en la función pública”
P. Y usted, ¿qué le diría a su yo del pasado?
R. No tengo tendencia al retrovisor vital. Lo que no es óbice para reconocer que uno debe mucho de lo que es a lo que ha aprendido y le han enseñado. Y no revelo nada extraordinario si admito que he aprendido y me han enseñado por igual tanto los éxitos como los fracasos. Teniendo esto claro, centro mis esfuerzos en resolver con el mejor de los aciertos los retos del presente y anticiparme a los del futuro. Creo que vital y profesionalmente es lo más provechoso para uno y para todos, sobre todo cuando uno se dedica a lo público.
P. Por último, ¿cómo imagina su yo del futuro?
R. Los futuribles siempre son un ejercicio de riesgo, cuando la vida nos ha demostrado demasiadas veces que demasiadas cosas no dependen de nosotros mismos. En todo caso, sí que puedo asegurar que, en lo que esté de mi mano, tengo la absoluta determinación de que encuentre dónde me encuentre y dedique a lo qué me dedique, siempre será desde la convicción de que debe ser para defender los intereses de la mayoría de la gente.
Alberto Núñez Feijóo engloba esas habilidades de las que hablamos a menudo, y que se basan, sobre todo, en el esfuerzo y en la constancia. Lo que no sabía aquel joven gallego era que eso solo era el principio.
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