Tiene 33 años, es natural de Zaragoza y su vida acaba de dar un giro de 180 grados. José Antonio Ayesa acaba de aprobar las oposiciones de Traslado y Movilización de Usuarios y Pacientes de Instituciones Penitenciarias y pronto comenzará una nueva vida en Sevilla, Alicante o Valencia.
Un nuevo rumbo
Todo empezó con la llegada del coronavirus. Cuando la COVID-19 irrumpió en España, el protagonista de esta historia se encontraba trabajando en una tienda de ropa. “Vino la pandemia, y con ella decidí retomar mi profesión, ya que para lo que estoy formado es para ser Celador. Todos los cursos que tengo y toda mi experiencia están enfocados en ello”, explica José Antonio Ayesa, que antes de dedicarse al sector textil había acumulado 9 años de experiencia como Celador en el ámbito privado.
Con la crisis económica producida por el conocido virus, se quedó desempleado, y eso le ayudó a conectar de nuevo con la ocupación que durante tantos años había ejercido y a la que, tras aprobar estas oposiciones, volverá a dedicarse. “La pandemia me hizo ver que ser Celador es para lo que valgo. Es lo que me gusta, en lo que llevo trabajando toda mi vida, lo que pasa es que tenía claro que en el sector privado no quería trabajar. Quería trabajar en lo público, porque las condiciones son muchísimo mejores. Siempre me había gustado el mundo del funcionariado, pero nunca me lo había planteado, la verdad. Al verme en paro me decidí a intentarlo”, comenta José Antonio, que añade que está seguro de que notará diferencias con respecto a la empresa privada “en el sueldo, en las condiciones laborales y en el horario. Si tienes días de asuntos propios, son tus días, no vas con miedo de pedirlos”.
Una vez que decidió hacía donde quería reconducir su vida, empezó a ir paso a paso: “estuve haciendo cursos durante el confinamiento. Intenté entrar en la bolsa del Servicio Aragonés de Salud, pero a día de hoy aún no se ha resuelto. En agosto del año pasado mi padre, que es funcionario de prisiones, me informó de que habían convocado plazas de Celador para Instituciones Penitenciarias. Como vi que tampoco era mucho temario, me animé”.
Tal y como explica José Antonio, que actuase de forma decidida no quiere decir que estas oposiciones no le infundieran cierto respeto: “llevaba sin estudiar como tal desde los 25 años, así que también me daba un poco de miedo meterme en una oposición después de tanto tiempo. Además, se preveía que el examen iba a ser en unos cuatro meses”.
En este sentido, Ayesa reconoce que tenía dudas sobre si esos cuatro meses serían suficientes para prepararse, pero aun así optó por lanzarse. “Me puse a estudiar y al final ha salido bien la cosa. Cuando empecé la verdad es que lo último en lo que pensaba era en poder sacar una plaza. Eran solo diez vacantes, pero mi padre me insistió porque decía que no se suele presentar mucha gente. Cuando vi 300 personas inscritas lo creí imposible de conseguir. Lo vi muy difícil, pero no me desanimé y poco a poco fui estudiando”.
Próximo destino
José Antonio Ayesa ha demostrado que nada es imposible. A la espera de que salgan las listas definitivas con la baremación de los méritos, tiene asegurada su plaza: “no se en qué puesto acabaré quedando al final, si más arriba o más abajo a la hora de poder elegir un destino u otro, pero por lo menos ya tengo la tranquilidad de que, cuando sea, tendré mi plaza. Por mis cálculos, de los 33 puntos que se pueden tener como máximo en los méritos, tengo 32”.
Sin embargo, a pesar de las múltiples felicitaciones que recibe, José Antonio Ayesa aún no es consciente de lo que acaba de conseguir: “no lo he asimilado. Todo el mundo me da la enhorabuena y yo les doy las gracias, pero aún no me hago a la idea. Cuando salió la plantilla y comprobé que tenía 32 aciertos de 38, supe que la nota era buena, y entonces me di cuenta de que esto iba en serio, me voy a vivir lejos de mi casa, de mi familia y de mi gente, y a empezar una vida nueva al otro lado del país”.
El aragonés muy pronto estará en Andalucía o en la Comunidad Valenciana: “hay 6 plazas en Alicante, 3 en Sevilla y 1 en Valencia. Puestos a moverme no tengo preferencias. En sí me daría lo mismo, todos tienen algo bueno: Alicante me gustaría porque es un sitio de playa, y el mar me encanta, Sevilla es una ciudad que también me gusta muchísimo, muy alegre y con muy buen clima”, afirma José Antonio.
El opositor se nota que conoce bien el ámbito al que va a incorporarse: “en Instituciones Penitenciarias, la figura del Celador solo existe en psiquiátricos penitenciarios, y estos centros solo se encuentran en Sevilla y Alicante, lo que pasa que Valencia debe tener un módulo de psiquiatría y por eso sí que se requiere este puesto, pero solo hay 1 plaza”.
Un factor muy positivo de ser funcionario es que Ayesa podría trasladarse más adelante, si así lo quisiera: “no descarto presentarme en un futuro a un concurso de traslados, o incluso a otras oposiciones de funcionario de prisiones, que ahí si que tienes todas las cárceles de España para poder moverte”.
Aunque ha trabajado casi una década como Celador, José Antonio Ayesa podría subir su nivel profesional por su formación: “ya que tengo Bachiller, unas oposiciones que requieran tener este título, sería dar un paso más”.
En cualquier caso, ahora toca disfrutar del presente: “de momento, donde me toque, iré, me adaptaré, y una vez que esté allí y vea como es todo, ya se irá viendo. Como tendré tiempo libre porque los horarios son muy buenos, me plantearé en un tiempo seguir con las oposiciones de Funcionario de prisiones, o si hay opciones de traslado”.
Su preparación
José Antonio Ayesa se preparó esa convocatoria de Instituciones Penitenciarias con Editorial MAD: “tenía el libro del temario y los test de la parte específica de Traslado y Movilización de Usuarios y/o Pacientes, Documentación y Materiales en Centros Sanitarios, y el de los conocimientos básicos y test de Lengua y Matemáticas de Personal Laboral de Ministerios, además de acceso al Curso Oro”.
En este sentido, el opositor lo que más destaca son los test: “la verdad es que me parece un acierto que los test del libro estén en la plataforma y tú contestes, y la plataforma te corrija, no todas las empresas ofrecen este servicio y agiliza muchísimo. Tener los test y que el propio ordenador te los corrija en el momento te quita mucho trabajo. Me parece uno de los principales aciertos y me ha encantado”.
José Antonio explica como se organizó día a día durante cuatro meses para sacarse estas oposiciones: “empecé a estudiar el 9 o 10 de septiembre todos los días de lunes a sábado. Los domingos siempre descansaba. Me levantaba a las 8:30 h., y me ponía desde las 9:00 h. hasta las 13:30 h. Descansaba hasta las 15:30 h. y luego estudiaba de nuevo hasta las 17:30 h. o 18:00 h. Ya el último mes me ponía también el domingo y todos los días mañana y tarde, parando a comer y haciendo descansos cada cierto tiempo. Si te pones, y estudias cinco horas todos los días en serio, sin distracciones, una oposición como esta se puede sacar”.
José Antonio Ayesa ha conseguido lo que en su día veía como algo irreal: una de las diez plazas convocadas para 300 personas inscritas. Un gran ejemplo, de que para lograr algo, el primer paso es proponérselo.
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