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¿La ansiedad te hace engordar? Así puedes evitarlo

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Bien sabe el opositor experimentado que la ansiedad aparece y desaparece a su antojo durante todo el proceso por muchos y diversos motivos: los nervios propios del examen, la incertidumbre sobre la fecha del primer ejercicio o el mero hecho de no tener noticia alguna sobre las listas de admitidos, ya sean provisionales o definitivas. Pero lo peor de todo no es tener estrés, sino todos los efectos que este puede causarnos, y uno de ellos se refleja en nuestra báscula y en esos kilos que ganamos como consecuencia.

Por ello, hemos recurrido a nuestro nutricionista de cabecera, Pablo Zumaquero, para que nos explique cuál es la manera correcta de nutrirnos cuando la ansiedad irrumpe en nuestra vida y a su vez debemos rendir en nuestras oposiciones.

¿La ansiedad te hace engordar? Así puedes evitarlo
Pablo Zumaquero, nutricionista.

¿Existen alimentos para paliar la ansiedad?

Cuando padecemos ansiedad, muchas veces lo que nos apetecen son nuestros caprichos preferidos, es decir; golosinas que no nos aportan nutrientes pero que sin embargo creemos necesitar.

¿Por qué ocurre esto? Según Pablo Zumaquero, “la ansiedad realmente es preocupación. Estoy preocupado porque estoy estudiando y llevo dedicándome a algo durante varios meses y me inquieta no aprobar o no tener plaza. Algo totalmente normal. Esa preocupación nos genera estrés. Y ese estrés básicamente lo que nos pide es algo que nos anestesie. Es decir, es como una persona con un dolor crónico que te pide morfina, aun sabiendo que esta no es la solución, pero durante una hora estará anestesiada. Cuando estamos en esa situación de preocupación lo que vamos buscando es eso, es cualquier cosa que nos emita un placer, porque ese placer nos va a anestesiar durante un tiempo”.

Tal y como explica el nutricionista, nuestro cerebro está buscando algún tipo de placer y por eso, “ante unos guisantes o una gallera Oreo, lógicamente el nivel de placer que nos van a aportar las Oreo es mayor al de los guisantes”. El riesgo de esto es que se convierta en algo habitual, porque si hacemos eso “estamos incorporando un mal hábito a nuestra rutina”.

¿Cómo podemos afrontar esta situación? Lo ideal, según el experto, es “estructurar las comidas”. De esta forma, evitaremos estar hambrientos cuando nos demos un capricho y en lugar de comernos la caja entera de galletas, solo comeremos una o dos de ellas. Así que yo empezaría por llenarnos, saciarnos. Estructurar un desayuno, una comida y una cena con productos de calidad, que suelen tener una digestión un poquito más lenta y nos mantienen satisfechos durante varias horas, y si no, incorporar una media mañana o una merienda, pero ordenada. Es decir, salir del cuarto, salir de la sala de estudios, salir de donde estemos, nunca hacerlo en la misma habitación, y sentarnos y mirar la comida. Parece una tontería, pero cuando no miramos la comida y estoy pendiente de los apuntes, del ordenador, de los folios y estoy comiendo, no soy consciente de lo que como y me puedo comer un kilo de algo. El cerebro tiene que ver cómo se va agotando el producto para entender que ya nos vamos llenando. De hecho, hay investigaciones en las que a la gente no se les enseña la comida y tienden a comer de más. Yo me saldría del habitáculo y me pondría a comer algo en otro sitio y ahí podríamos hacer una mezcla en que no sea ni comida basura ni comida demasiado saludable o insípida. Es decir; podríamos coger frutas con mucho sabor, o podríamos comer frutos secos con sal. Algo que sea saludable, pero que también nos de ese puntito de placer para no acabar recurriendo a las galletas Oreo o a las patatas fritas”.

En este sentido, Pablo Zumaquero recomienda combatir la ansiedad con productos saludables, pero con un toque de sabor, como, por ejemplo: avellanas saladas, una fruta que sea sabrosa y contundente, o un lácteo con fruta triturada o edulcorante.

Así, el nutricionista explica que muchas veces ha visto “recomendaciones de productos saludables que no son lo que tú vas buscando, porque tú vas quieres placer. Los alimentos realmente saludables, te quitarán el hambre de verdad, pero nunca te van a calmar el placer. Por eso, haría un término medio entre un producto saludable con uno tuneado para que nos de ese punch de placer que es el que vamos buscando para anestesiarnos un poco y así aliviar la ansiedad”.

¿Cuántas comidas hay que hacer al día?

Con respecto al número de comidas diarias recomendable, Zumaquero aclara que podemos hacer las que queramos, “desde una o dos hasta cinco o seis. Eso no hay ningún problema. Se hizo una revisión muy grande y se creía que entre tres y cuatro comidas diarias mejoraban un poco más la salud a nivel general, pero claro, cada persona es un mundo y esto es imposible generalizarlo. Cada uno que trabaje como quiera en su cuerpo y se conozca. Entre dos y seis comidas diarias es correcto. Otra cosa es que yo me vea picoteando. Si yo me veo picoteando sí que estructuraría una media mañana y una merienda, antes que llevarme de todo al lado de los apuntes y empezar a picotear sin ningún sentido. En ese caso, me pararía y me sentaría a comer algo. En mi caso, como tres veces al día. La mayoría de los días de mi vida es un desayuno, una comida y una cena, y hay veces que no desayuno. Pero eso soy yo, en mis circunstancias. No sé cómo actuaría en una oposición”.

Por tanto, nuestro cerebro no solo puede ejercitarse para estudiar, también para controlar la ansiedad que nos hace abrir ir a la despensa como si no hubiera un mañana. Por un lado, debemos controlar lo que llevamos a nuestro opozulo, también es importante que estemos bien saciados y, por último, jugar con alimentos sanos con ese toque de gracia que nos ha explicado el experto para que no se nos vaya de las manos.

Al final, la ansiedad es pasajera, pero tu plaza permanecerá para siempre.

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