El sesgo de conformismo: siguiendo al grupo 

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el sesgo de conformismo

Seguro que has oído eso de “¿Dónde va Vicente? Donde va la gente” y has pensado que, en los tiempos que corren, que cada uno va “a su aire”, es una exageración. Pues según la ciencia no es una afirmación alejada de la realidad. El ser humano está programado para actuar como los que nos rodean, aunque para ello deban ignorar su propio juicio. ¿Quieres saber por qué? Pues sigue leyendo que te lo contamos todo sobre el sesgo de conformismo.

Origen del sesgo de conformismo 

La individualidad queda en entredicho en los experimentos que han investigado este sesgo. En numerosas ocasiones, y a lo largo de todo el mundo, diferentes investigadores han demostrado que la tendencia del ser humano es “seguir al rebaño”: nos dejamos influenciar por las opiniones de los demás llegando a decir (e incluso creer) determinadas cosas por el simple hecho de que lo creen las personas que nos rodean. 

Esto se debe a la necesidad de adaptarnos al entorno, para lo que es muy importante considerar a los demás miembros de la especie que comparten ecosistema. Es decir, la información que llega del entorno cercano a través de las personas con las que lo compartimos ha sido muy relevante para la supervivencia de la especie. Y algo nos queda aún de esos comportamientos naturales de aprendizaje por observación que nos han traído hasta aquí. 

El otro motivo que hay tras el sesgo de conformismo se relaciona con la presión social. Y es que la preocupación por lo que los demás piensen de ti puede hacerte tomar decisiones que están totalmente influenciadas por lo que crees que se espera de tu comportamiento. El origen evolutivo de este aspecto también es fácilmente comprensible: no formar parte del grupo te dejaba expuesto a los peligros del entorno, así que nadie se quiere enemistar con sus iguales. 

Ejemplo 

Seguro que se nos pasan mil ejemplos por la cabeza cuando hablamos de conformarnos y adaptarnos al grupo. Desde elegir el sitio donde comer hasta qué película ver en el cine, hay muchas decisiones que tomamos en el día que no son lo que querríamos hacer. Y no nos referimos a negociar y llegar a consensos, sino a que prefieras callar y aceptar lo que los demás dicen antes que mostrar tu opinión. Esto también se debe al sesgo de conformismo. 

En el mundo de las oposiciones este sesgo hace estragos sobre todo en las preparaciones presenciales, donde la presión de lo que los demás están haciendo (o dicen hacer) puede hacer que tomemos decisiones solo por encajar en el grupo o que permitamos que el grupo “absorba” nuestras creencias y acabemos haciendo las cosas de forma distinta a como queremos o sabemos que necesitamos. 

¿Cómo lo vencemos? 

Este sesgo de conformismo está tan integrado en nuestro ADN evolutivo que luchar contra él es complicado. Pero no imposible. Prueba a: 

  1. Trata de decidir, aunque sea para tus adentros, de forma independiente, antes de que los demás emitan su juicio. Si después te adaptas al grupo al menos que sea sabiendo que lo estás haciendo. 
  1. Rodéate de “buenas personas” porque las cosas buenas también se “contagian”. Recuerda que este sesgo hace que se siga a la mayoría. Si esa mayoría tiene energía positiva te llevará a hacer cosas positivas. 
  1. Intenta hacer de “abogado del diablo” y trata de ser muy crítico. Pasa las opiniones por tu propio filtro y sé sincero contigo mismo. 

Deshacerte de este sesgo de conformismo es complicado, porque está integrado en la propia evolución de la especie, pero no es imposible. Seguro que hay más estrategias que puedes poner en práctica para “librarte” de la presión de las opiniones de los demás. Cuéntanos tus trucos. Te escuchamos

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