A menudo asociamos la motivación con ese impulso entusiasta que nos llena de energía para enfrentar nuestras metas. Sin embargo, hay una realidad menos idealizada y más profunda: la motivación no es tener ganas, es tener motivos. Y esto es clave cuando se trata de afrontar unas oposiciones.
En esos días en los que el cansancio o la desmotivación pesan más que las ganas de seguir, lo que nos impulsa no es el entusiasmo, sino nuestros motivos. Recordar por qué decidimos iniciar este camino puede ser el ancla que nos mantenga avanzando cuando las emociones y las energías flaquean.
Recursos personales para seguir avanzando sin ganas y tener motivos
Pero además de tener motivos, es fundamental contar con otros recursos personales y herramientas que nos ayuden a mantenernos en pie en esos momentos difíciles.
Cuando las ganas no acompañan, podemos apoyarnos en varios recursos internos:
- Disciplina: La disciplina es el motor que nos lleva a cumplir con nuestras responsabilidades, independientemente de si tenemos ganas o no. Convierte el estudio en un hábito y no será el ánimo del día el que determine tu rendimiento.
- Autoconocimiento: Es importante conocer cómo funciona nuestro cuerpo y nuestra mente. Saber identificar los momentos en que estamos más productivos, cuándo necesitamos descansar o cómo nos afectan las emociones negativas, nos permite ajustar nuestro plan de estudio para ser más efectivos y tener motivos para esforzarnos.
- Resiliencia: La capacidad de sobreponernos a las dificultades, aprender de los obstáculos y seguir adelante es una habilidad clave. La preparación de una oposición no es una carrera de velocidad, sino de fondo, y esta capacidad nos permite mantenernos firmes a lo largo del tiempo.
- Autocontrol: Es normal que, en los momentos de baja motivación, busquemos distracciones o excusas para evitar el estudio. Aquí es donde entra en juego el autocontrol, que nos ayuda a posponer la gratificación inmediata (como revisar redes sociales o ver una serie) en favor del objetivo a largo plazo.
¿Cómo se gestiona?
En los días en que las fuerzas fallan, podemos echar mano de varias herramientas prácticas que nos ayuden a mantener el rumbo:
- Listas de motivos: Una estrategia sencilla pero muy eficaz es hacer una lista con todos los motivos que te llevaron a iniciar la preparación de la oposición. ¿Qué cambios traerá a tu vida conseguir esa plaza? Tener esos motivos por escrito y revisarlos cuando las ganas se esfuman puede ayudarte a recobrarlas.
- Planificación y rutinas: Tener una planificación clara y una rutina establecida hace que el estudio se convierta en un hábito, algo que haces casi de forma automática, sin que dependa de tu estado de ánimo. Sabes que, tengas ganas o no, es el momento de estudiar y eso genera un compromiso que te mantiene en marcha y te ayuda a tener motivos.
- Descansos programados: A veces, la falta de ganas es señal de que necesitas un descanso. Programar pausas y días libres dentro de tu plan de estudio no solo es recomendable, sino necesario. Un buen descanso puede ser la clave para retomar con energía y claridad mental.
- División de tareas: Ante la falta de motivación, puede resultar útil dividir las tareas en bloques más pequeños y manejables. En lugar de estudiar largas horas, proponte objetivos concretos: “Hoy solo repasaré estos dos puntos” o “Voy a estudiar este tema durante 30 minutos”. Cumplir pequeñas metas genera un sentido de logro que puede reavivar la motivación.
Aceptar estos momentos
Es fundamental comprender que la desmotivación es parte del proceso. No siempre tendrás la energía o las ganas para avanzar, y eso está bien. No te castigues por sentirte desmotivado, porque es algo que todos experimentamos, especialmente en proyectos tan largos.
La clave está en aceptar esos momentos y no luchar contra ellos. En vez de caer en la culpa o la frustración, reconoce que estos bajones son normales y que no definen tu capacidad para alcanzar tu objetivo. Lo importante es seguir adelante. A veces avanzar será más rápido y otras más despacio, pero cada paso cuenta.
Lo importante es seguir avanzando hacia el objetivo
Cuando las ganas no están, tener motivos se convierte en nuestro verdadero centro. Preparar una oposición es un reto que exige esfuerzo continuo, pero no siempre dependeremos de la motivación. Acepta los momentos difíciles como parte del camino y recurre a tus recursos internos y herramientas prácticas para seguir adelante.
Lo importante no es hacerlo todo de una vez ni tener siempre el ánimo en lo más alto, sino no rendirse, mantener el foco en el objetivo y recordar que cada pequeño avance te acerca más a la meta final.
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