A sus 32 años, Jesús de la Cruz es uno de los muchos opositores que se presentarán a los próximos exámenes para poder conseguir una plaza de C1 en la Administración General del Estado. Graduado en Geografía e Historia, llegó a ser Adjunto Autonómico de las Juventudes de Ciudadanos en Andalucía. Su vida laboral ha sido una lucha continua por conseguir la estabilidad económica, hasta que la pandemia y un amigo le descubrieron que opositar podía ser una opción.
La decisión de opositar
Su último empleo fue en la Diputación de Sevilla, donde tenía un contrato como personal eventual, que finalizó en junio en 2020, en plena crisis de la COVID-19. “En aquel momento me dije: estamos en mitad de una pandemia. Casi todos estamos más o menos encerrados, salimos muy poco, no tenemos vida social y esta situación va a traer una crisis económica. La manera más productiva de poder prepararme algo que me facilite la independencia económica y la estabilidad es estudiar unas oposiciones”, recuerda Jesús de la Cruz, que es una de las muchas personas en España que, a pesar de superar la treintena, no han logrado emanciparse y continúan residiendo en el domicilio familiar. “En ese momento yo tenía bastante dinero ahorrado y veía que era muy difícil conseguir trabajo”, añade.
Aunque estaba familiarizado con la Administración, fue un amigo el que le convenció para opositar: “él se estaba preparando las oposiciones para la Guardia Civil y cuando finalizó mi contrato, me animó a que me preparase los procesos selectivos para la Administración General del Estado. Me conoce y sabe que tengo vocación de servicio público, por lo que es un trabajo que podría gustarme, así que opté por seguir su consejo”.
Su experiencia en el mercado laboral
Hasta el verano de 2020, Jesús de la Cruz siempre había estado trabajando: “he pasado por diversos empleos, la mayoría precarios. A pesar de haber estudiado una carrera, y de haberme esforzado en mis estudios, básicamente me he encontrado que el mundo laboral está muy difícil. Si eres joven te piden experiencia, pero si no te dan la oportunidad, no puedes adquirirla. Es la pescadilla que se muerde la cola. A esto hay que sumarle que la mayoría de las veces lo que encuentras son empleos deficientes, con malos horarios y un sueldo muy bajo”.
Jesús de la Cruz llegó incluso a emigrar de España para probar suerte más allá de sus fronteras y mejorar su inglés. Estuvo un tiempo trabajando como friegaplatos. “Viendo lo que hay, después de haberlo intentado tanto aquí como en el extranjero, y tras haber probado tanto en el ámbito público como en el privado, decidí prepararme las oposiciones para así conseguir estabilidad económica. Elijo entre precariedad y estabilidad”, afirma este opositor, que también ha sido camarero, comercial y repartidor de propaganda.
“Es muy difícil con mi formación encontrar un empleo cualificado. O estudias un máster para especializarte o te dedicas a la enseñanza. Por tanto, el destino de esta carrera es opositar”, asegura Jesús de la Cruz, que eligió prepararse para el Estado por la regularidad de dichos procesos selectivos y porque considera que “el temario es muy asequible. Es una legislación acotada compatible con las diputaciones y los ayuntamientos”, aunque no descarta presentarse a los procesos selectivos de la Junta de Andalucía “simplemente para conocer el procedimiento”.
De cara al examen
Con el examen cada vez más cerca, Jesús de la Cruz se siente confiado: “yo me veo bastante bien, pero esto es como todo: cuando llegue el momento habrá que ver las circunstancias, como me encuentro en ese instante, si me pongo nervioso o no, y eso depende de muchos factores, pero a día de hoy el temario lo estoy estudiando con bastante pasión”, indica el opositor, que actualmente reside en su Sevilla natal, pero asegura que “si me mandan a cualquier localidad no tengo problema, por muy lejos que esté de aquí”.
Si la pandemia no se hubiese producido, él mismo reconoce que “habría buscado más trabajo”, ya que no estaba familiarizado con el mundo de las oposiciones. Sin embargo, cada día está más satisfecho con su decisión: “recomiendo opositar. Si consigues una plaza y luego te apetece sumergirte en algún proyecto, puedes solicitar una excedencia y si tus planes no salen como esperabas, siempre tienes la posibilidad de volver a la Administración. Es una buena opción para las personas que lo están pasando mal”, asegura Jesús de la Cruz.
Primera toma de contacto con el temario
Este opositor no solo ha estudiado el temario, sino que también ha tenido que aprender a desenvolverse con las leyes: “tengo que estudiar con el diccionario al lado para poder asimilar los términos jurídicos. Ha sido una transición un poco dura, porque al venir de Historia y Geografía he tenido que ir adaptándome. Este proceso de familiarización ha durado dos o tres meses, pero ya me siento cómodo con este lenguaje”, aclara.
Su rutina
Jesús de la Cruz tiene establecida su rutina de estudio: “me levanto a las 8:30 a.m., me ducho, desayuno, a las 9:00 a.m., leo la prensa, a las 9:30 a.m., empiezo a estudiar hasta las 3:30 p.m., con algún descanso intermedio y por la tarde desde las 4:00 p.m., horas hasta las 6:00 p.m., horas. Así estudio ocho horas, y si algún día estudio menos por la mañana, lo recupero por la tarde. Me dedico a ello de martes a domingo y descanso los lunes, de esta forma si tengo que hacer algún recado, está todo abierto”.
Sus planes
El protagonista de este artículo es consciente de todas las posibilidades que existen una vez que se examine, pero tiene claro lo que quiere: “si tras el examen me llaman de interino, me seguiré presentando y preparando. En el peor de los escenarios, es decir, que no consiga plaza ni nota para que me llamen de interino, buscaré un trabajo y compaginaré mis estudios con él. En vez de estudiar ocho horas diarias, estudiaré cinco. Seguiré estudiando hasta conseguir una plaza”. Una vez que logre su objetivo, su idea es promocionar de forma interna para obtener un puesto de A1. Le gusta fijarse metas, y sueña con ser funcionario de carrera. Tal es su ilusión, que se atreve incluso a hacer una promesa: “si consigo una plaza, hago el Camino de Santiago”, anuncia. Por tanto, si os encontráis a Jesús de la Cruz de peregrinaje rumbo a Compostela dentro de unos meses, seguramente proceda darle la enhorabuena.
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